Se calcula que cada año se producen unos 48 millones de casos de enfermedades transmitidas por los alimentos en EE.UU., por lo que hay que insistir en la importancia de manipular los alimentos de forma adecuada y segura. Un método para reducir el riesgo de intoxicación alimentaria es cocinar la carne a una temperatura interna segura. Al cocinar las carnes a una temperatura interna mínima, se destruyen la mayoría de las bacterias nocivas, como la Salmonella y la E. coli, que pueden estar presentes en las carnes crudas o poco cocinadas.
Comprobar la temperatura: Puede introducir un termómetro alimentario limpio en la parte más gruesa de la carne y esperar a que la lectura se estabilice (de 15 a 20 segundos). La lectura debe ser igual o superior a la temperatura interna de seguridad recomendada (véase la tabla a continuación). Si no es así, la carne debe seguir cocinándose hasta que lo haga. El termómetro debe lavarse adecuadamente con jabón y agua templada y volver a introducirse en la carne cuando se crea que ha alcanzado la temperatura adecuada para tomar otra lectura. Si la carne no alcanza la temperatura interna mínima, se considera que no es segura para el consumo.
CONSEJO: Al tomar las lecturas, es importante asegurarse de que el termómetro no sale por el otro extremo de la carne y no toca la sartén, el hueso o la grasa para garantizar que se está midiendo una temperatura exacta. La temperatura interna mínima segura varía según los distintos tipos de carne, por lo que es fundamental utilizar la temperatura correcta en función de lo que se vaya a cocinar. La siguiente tabla muestra algunas carnes comunes y su temperatura interna mínima para que se consideren seguras.