16 de Enero de 2020, por Andy Lazur, Extensión de la Universidad de Maryland
¿Alguna vez pensó en lo importante que es el agua para su salud? Es posible que haya escuchado que deberíamos beber ocho vasos de 12 onzas al día, pero ¿por qué? Conocer el valor del agua para nuestro cuerpo y nuestra salud debería impulsarnos a prestar mayor atención a este nutriente fundamental.
Dado que estamos compuestos de aproximadamente un 60% de agua (y los bebés son un 78%), es lógico pensar que somos lo que bebemos tanto, o tal vez más, de lo que comemos. Tanto la cantidad como la calidad del agua son importantes. El agua es fundamental para una variedad de funciones corporales esenciales: es un material de construcción básico para nuestras células, ayuda a regular la temperatura corporal, ayuda en la respiración, ayuda al sistema digestivo a procesar los alimentos, elimina los desechos del cuerpo, lubrica nuestras articulaciones, ayuda al buen funcionamiento del cerebro (el cerebro es 73% de agua) y otras funciones importantes.
Así que esa recomendación de beber unos 8 vasos al día es comprensible y deberíamos incluirla en nuestro régimen diario, pero si bien es imperativo ingerir suficiente agua, también su calidad es importante para nuestra salud.
Nuestra agua potable proviene de dos fuentes principales, agua superficial (ríos y embalses) y agua subterránea de pozos. Los municipios dependen de ambas fuentes. Aproximadamente el 73% del agua potable de EE. UU. proviene de fuentes superficiales y el 27% restante de pozos de agua subterránea.
Los suministros públicos de agua están regulados por la EPA y pasan por pruebas y tratamientos de calidad exhaustivos para garantizar la seguridad. La calidad del agua de pozo privado no está regulada y la responsabilidad de garantizar la calidad depende del propietario.
¿Desconoce de dónde proviene su agua? Si recibe una factura de agua mensual, tiene servicio por un suministro público. Todos los proveedores públicos deben proporcionar a los usuarios un informe anual de calidad del agua o un Informe de confianza del consumidor. Comuníquese con su compañía de agua y compruébelo.
Si tiene un pozo, analice el agua anualmente para detectar nitratos y bacterias coliformes. Si no tiene información reciente sobre la calidad del agua, comuníquese con su departamento de salud local para obtener recomendaciones sobre qué analizar.